Artesano y herrero, mi historia...

Mi nombre es Julián y hace años comencé el proyecto de La Fragua del Lobo. Un proyecto centrado en restaurar y dar uso a una auténtica fragua histórica, mantener vivo este oficio ancestral, divulgarlo con pasión y crear piezas únicas del mismo modo en que se hacían en la antigüedad.

Desde niño era un apasionado de la Historia, de las hazañas de caballeros medievales, de la época del espíritu y la forma de vida de aquellos que nos precedieron.

En mi adolescencia me propuse aprender el uso de la espada y entré a formar parte de la Asociación Española de Esgrima Antigua.

La práctica con la espada y mi dedicación al estudio de la Historia y la evolución armamentística en el pasado, me dieron los recursos para saber exactamente cómo eran las espadas reales en el pasado, su uso y características.

Posteriormente, fascinado por todo cuanto significaba la espada en la historia humana y particularmente en Europa, teniendo ya el conocimiento de su uso y la larga práctica durante años donde me llegué a convertir en instructor de combate, me decidí a aprender a fabricarlas.

Herrero y artesano de fragua antigua del siglo XVI

Comencé de forma autodidacta a aprender forja tradicional, leyendo mucho y practicando. Empezando por pequeños cuchillos fabricados en una fragua improvisada hasta crear mis primeras espadas que hacía para mí mismo. Después pasé a contactar a algunos de los pocos herreros que quedan en activo para aprender más de ellos y realizar cursos para completar mi formación. Y tras varios años, cuando me di cuenta de la técnica y los conocimientos que había adquirido, fue cuando lo que empezó como hobby pasó a ser un oficio.

Fragua histórica

Pese a que los herreros en activo que quedan se dedican casi en su totalidad a la fabricación de elementos decorativos, artísticos y tan solo unos pocos a cuchillería, yo decidí embarcarme profesionalmente en la creación de espadas artesanales y todo tipo de armas históricas, a sabiendas de que el mercado de espadería se centra en piezas industriales (mayormente de fantasía y decorativas), yo opté por convertirme en uno de los pocos espaderos que quedan en el mundo realizando su trabajo de forma verdaderamente artesanal.

La mayor parte de mi vida la pasé viviendo en la ciudad, pero mi gusto por la naturaleza y el entorno rural me orientaron a transitar un camino que me llevara cerca del bosque y las montañas. Así se me ocurrió la idea de buscar alguna aldea donde aún hubiera alguna vieja fragua sin uso para así restaurarla, darle nueva vida y ser allí donde llevar a cabo mi oficio. De esta forma, las piezas que fabricara no solo tendrían el valor de su manufactura tradicional y artesanal, sino que además estarían imbuidas por la magia de haber sido forjadas en una fragua de siglos de antigüedad. Además, el estar en una fragua histórica me daba la oportunidad no solo de llevar a cabo mi trabajo de herrero, sino también de divulgar el antiguo oficio, la historia y realizar cursos donde transmitir mis conocimientos a otros.

Fragua antigua y forja tradicional

Así, entre bosques y montañas, es como nace La Fragua del Lobo, mi personal proyecto en el que honrar la forja, la espada y a nuestros antepasados.